El embarazo es un proceso rodeado de mitos y estereotipos, pero ¿cómo se siente realmente cada mujer y cada hombre? ¿qué expectativas tienen sobre su futuro bebé y sobre ellos mismos? ¿qué desean aportarle y qué pueden aprender?
Ofrecemos una preparación a la maternidad/paternidad real, posibilitando la expresión de emociones, dudas y conflictos que nos afectan a nivel personal, relacional y parental, a través de una atención individual, familiar y grupal.
Expectativas
No es sólo la intención de tener un bebé, es la decisión de vivir un proceso de múltiples cambios físicos y psicológicos, así como de relación con las personas que nos rodean y con el entorno en general. Supone querer embarcarse en la aventura de crear una familia, entendida ésta de múltiples maneras, con múltiples formatos, cada uno con sus particularidades, dificultades y fortalezas propias.
Puede parecer que el momento en que se decide traer un bebé al mundo es similar en todas las personas, por tratarse de una etapa normativa del ciclo vital de la mayoría de las familias. Sin embargo, cada persona vive y va a experimentar el proceso desde antes de tomar la decisión hasta la creación de su nueva familia, de una forma particular, diferente al resto, aunque puede que con aspectos comunes a otras personas, como son los miedos o las creencias estereotipadas.
Desde que decidimos tener un bebé, hasta que efectivamente, nos quedamos embarazados, pueden pasar muchas cosas, empezando por el tiempo o la dificultad que experimentemos para conseguir la concepción. Durante este período, es probable que surjan miedos, preocupación y ansiedad, que pueden ser más o menos intrusivos en nuestras vidas.
Embarazo y parto
El embarazo está rodeado de grandes mitos e imágenes estereotipadas, fomentadas en muchos casos por la cultura y los medios de comunicación. Si bien la noticia del embarazo es habitualmente una explosión de emociones positivas, estas varían a lo largo del proceso, pudiéndose vivir como contradictorias.
Es normal que a partir de este momento, se agudicen ciertos miedos y expectativas sobre el embarazo, la gestación saludable del bebé, su desarrollo, nuestro futuro desempeño como madres y padres… Además, la mujer experimenta una transformación con cambios íntimos, físicos y fisiológicos, que pueden tener efectos significativos a nivel emocional y relacional.
Como decíamos antes, la cultura y los medios promueven una imagen concreta de la mujer embarazada y no facilitan la expresión de emociones negativas o expectativas no cumplidas, lo cual puede ser vivido como algo vergonzante o impropio por la mujer.
En ocasiones, surgen dificultades en la pareja debido a conflictos en la adaptación de ambos. Por ello, es muy recomendable recibir apoyo terapéutico durante estos momentos, a través de una atención personalizada, donde se permita la expresión emocional sin censura y donde se aprenda a ajustar expectativas de cara a la vivencia más ajustada del embarazo de cada mujer y cada pareja.
Igualmente, los grupos terapéuticos pueden ser de gran ayuda en este período, compartiendo diferentes experiencias de otras mujeres y parejas en momentos similares.
El parto es sin duda, el punto de inflexión de todo el proceso, a partir del cual se marca un antes y un después en la vida de cada hombre y mujer. Es habitual que se experimente cierto miedo al parto, que puede ser más o menos intenso.
La posibilidad de elección del tipo de parto y el nivel de intervención médico durante el mismo, también influyen sobre la intensidad del miedo experimentado. Igual que cada embarazo es distinto incluso cuando se trata de la misma mujer, pareja y familia, cada parto se vivencia de una manera diferente, dependiendo de muchos factores.
En algunos casos, en los que la vivencia ha sido negativa, es importante contar con apoyo terapéutico, de cara a promover una buena recuperación postparto, tanto a nivel físico como psicológico.
El bebé
La llegada del bebé a casa suele experimentarse con alegría, como el final de un proceso. Sin embargo, se trata del principio de una crisis que en mayor o menor manera, afectará a la pareja que ahora se llamará «pareja parental». Ya no son fulanito y menganita, ahora tienen un nuevo nombre, son mamá y papá y van a empezar a descubrirse y relacionarse de otra manera entre ellos y con su entorno, necesitan establecer nuevos hábitos y tal vez se vean obligados a abandonar otros.
En ocasiones, es habitual que surjan dificultades en la adaptación a la nueva situación. Aunque sin duda el bebé ocupará la mayor parte del tiempo y esfuerzo de los padres, la creación de un espacio exclusivo para la pareja es fundamental para cohesionar la relación y para promover la creación del vínculo adecuado con el bebé.
A partir de estos momentos, pueden entrar en juego de forma más relevante, miedos, autoexigencias y expectativas sobre el propio desempeño como padres, habilidades para el cuidado del bebé, diferencias entre la pareja a la hora de entender la maternidad/paternidad, niveles de participación en el cuidado del bebé, dificultades en la lactancia, preocupación por el desarrollo y la salud del bebé…
Estos conflictos afectan a la relación y al autoconcepto, pudiendo generar un conflicto duradero y perjudicar la creación de la nueva familia. El apoyo en estos momentos se orienta a asesorar a los padres entorno al desarrollo normal infantil y a las tareas de cuidado del bebé, y por supuesto, busca potenciar el vínculo relacional en la pareja y promover la creación del vínculo de apego sano con el bebé.
Después del parto
Uno de los aspectos más controvertidos durante el puerperio es la depresión postparto. Existen ciertas creencias erróneas acerca de esta situación, que está principalmente provocada por un proceso hormonal en la mujer, pero en la que el entorno, el apoyo y las emociones en las relaciones, son tremendamente importantes.
Tener la oportunidad de expresar sin censura durante este período es fundamental, así como involucrar a todo el grupo familiar de cara a la comprensión, contención y apoyo a la mujer durante estos momentos.
Otro de los asuntos que suele preocupar a muchas mujeres es la recuperación física y/o estética tras el parto. Según se haya experimentado la transformación, no se trata sólo de recuperar una figura, sino de reorganizarse a nivel fisiológico, óseo y muscular, evitar posibles secuelas físicas (lumbalgias crónicas, hernias lumbares, retención de líquidos…), mantener hábitos saludables y asimilar a nivel psicológico todo lo que le está aconteciendo.
¿Qué trabajamos?
- Dificultades en la concepción, reproducción asistida
- Miedos y angustias, expectativas, mitos y creencias
- Miedo al parto, elección del tipo de parto
- Apoyo durante la gestación
- Depresión postparto
- Lactancia
- Creación de la familia, nuevos roles, adaptación al cambio, crisis de pareja, recursos de apoyo de la red social/familiar
- Creación del vínculo con el bebé
- Apoyo y asesoramiento para las tareas básicas, acompañamiento durante el puerperio
- Recuperación postparto, adaptación íntima al nuevo cuerpo
Modalidades
- Individual, pareja, familiar, grupo (grupos terapéuticos, talleres de madres y padres)
- Durante todo el proceso
- En momentos puntuales del proceso
- Atención a domicilio: embarazadas en reposo y atención postparto.