En este curso Arwen Caban, clínica EMDR, nos cuenta cómo reparar el apego en niños y adolescentes atendiendo al círculo de seguridad parental y a las bases de apego seguro: exploración, aceptación, conexión emocional, afecto positivo, regulación, respeto y reparación.
De esta manera, según el tipo de apego que presente el menor, se encontrarán diferentes dificultades dentro del círculo de seguridad. Si muestra apego ansioso-preocupado, la sintomatología vendrá asociada a dificultades en la parte de arriba del círculo, es decir, en la exploración. Mientras que si el niño o adolescente tiene apego evitativo-distanciante, probablemente encontraremos fallos en la parte de abajo del círculo, en la conexión emocional. Finalmente si el apego es desorganizado, el problema estará en las manos porque los adultos probablemente se muestren agresivos, intrusivos, débiles o negligentes con el menor.
Para reconocer el tipo de apego que tiene el niño, será importante identificar primero el apego de los adultos, así como atender a la interacción entre ellos y con el menor. Entonces, adaptaremos nuestra intervención al tipo de apego de los cuidadores y tendremos que tomar la decisión de si empezar la terapia con el niño, con los adultos, con ambos juntos o en paralelo. Será necesario comenzar la terapia con el/los cuidador(es) cuando detectemos una situación de maltrato o negligencia, cuando los padres presenten psicopatología, o en general en casos en los que no hay ningún progenitor lo suficientemente bueno como para ser manos para el niño. En el momento en que los padres hayan reprocesado y mejorado sus respuestas de apego, podremos intervenir con el menor.
En cuanto a la intervención con el niño, será importante reprocesar traumas T y t, y sobre todo, ser como terapeutas una base segura para él, permitiéndole salir y entrar del círculo, siendo manos, e instalando los avances y experiencias positivas con EMDR.
De la misma manera, tanto si las dificultades se encuentran principalmente en la conexión, como si lo hacen en la regulación emocional, será fundamental conseguir primero que el adulto se conecte consigo mismo y que sea capaz de auto-regularse, para que después pueda hacerlo con el niño. Además, se reprocesarán en terapia los fallos de conexión o de co-regulación y regulación, se reforzarán los avances, y por último se hará un seguimiento.