Toñi Llano – Psicóloga y Psicoterapeuta.
Mi principal objetivo es ofrecer herramientas para potenciar el desarrollo, recursos y habilidades de la persona. He contribuido como psicóloga en el tratamiento para la reinserción de presos militares a través de la terapia grupal e individual en la cárcel militar de Alcalá-Meco. También colaboro en centros de acogida, proporcionando apoyo a menores en situación de abandono, aplicando el juego y la creatividad como herramientas para que puedan expresar sus emociones más profundas. Paso consulta individual en Madrid, además de llevar grupos.
Julia Bonanni – Terapeuta Gestalt
Después de años residiendo en EE.UU. y la India, donde desarrollé prácticas de meditación que me acercaron a la Gestalt, volví a España para formarme como Terapeuta en el pionero Instituto de Psicoterapia Gestalt de Madrid. Desde aquí, facilito espacios de encuentro y aprendizaje, además de pasar consulta individual en castellano, inglés e italiano.
¿Qué origina una emoción?
La idea central de las actuales teorías psicológicas es que las emociones son generadas por un tipo especial de actividad cognitiva cuya función es evaluar los eventos externos en términos de su relevancia personal, a lo que llamamos procesamiento afectivo. Este enfoque teórico supone que las emociones, con sus componentes fisiológicos, conductuales y subjetivos, son consecuencia directa de la actividad cognitiva.
Sin embargo muchos investigadores de la emoción, como Carol Izard, afirman que las emociones pueden ser generadas tanto por procesos cognitivos como por otros que poco tienen que ver con ellos.
Un ejemplo interesante de generación no cognitiva de reacciones emocionales procede de las reacciones emocionales condicionadas, provocadas por señales o estímulos asociados a sensaciones o eventos afectivamente relevantes. Escuchar una canción asociada con una experiencia amorosa, por ejemplo. La idea de que las emociones pueden ser desencadenadas por procesos de distinta complejidad y de que esos procesos tienen lugar muchas veces de modo automático, no deliberado y no consciente, es coherente con nuestra propia experiencia personal.
Pensemos en múltiples ocasiones en que experimentamos cambios de ánimo que nos parecen inexplicables e injustificados por la circunstancias externas, o la clara distinción que en la práctica establecemos entre “pensar con la cabeza “ y “pensar con el corazón”. Nuestra pareja puede asegurarnos que nos quiere, pero a pesar de ello podemos no “sentir” que tal cosa sea cierta, aunque no seamos capaces de verbalizar las razones de nuestras dudas. Esta dualidad queda reflejada en algunas teorías actuales que reconocen la multiplicidad de niveles de análisis o procesamiento que intervienen en la generación de reacciones emocionales.
¿Para qué el juego?
No solamente en la infancia, también a lo largo de toda la vida, el juego es una actividad espontánea curativa. La capacidad de asombro, la creatividad, permite al ser humano la expresión de sus potencialidades y el encuentro con el fluir de sus emociones. Cuando la persona se desconecta de percibir, elaborar y actuar de manera creadora es cuando aparece la disociación con las emociones. Estamos en un momento en que la invasión de aprendizajes nuevos, tecnología, objetos, etc. van dejando poco lugar a esta experiencia de riqueza interna que supone contactar con las emociones a través de dejarse fluir a través del juego. Y como dice Winnicott, “el individuo descubre su persona solo cuando se muestra creador. Volver a recuperar este espacio es volver a un lugar que implica a la totalidad de nuestra persona, el organismo es una relación fluida con el medio”.
Dentro del juego incluimos el dibujo o la pintura, pues como dice Katharina Widmer: “No es fácil confiar en aquello nuestro que todavía no es, en las formas y colores que pueden ir apareciendo y que tendemos a prejuzgar como algo loco, feo, monstruoso, irracional, incomprensible o torpe”, pero que inexplicablemente van dando expresión a una página en blanco, a una cartulina vacía, a un espacio sin forma. Necesitamos no ser juzgados en esta experiencia de juego que compartimos con respeto.
Poema: “Estaba muerto, volví a la vida; sólo lágrimas era, me troqué en risa, me llegó la fortuna del amor; y, por su gracia, me hice eterno”
Rumi Robaiyat
Poema: “Llegó el amor y, como sangre, fue llenando mis venas y mi piel, y me fue vaciado poco a poco hasta llenarme del Amigo, colmó el Amigo cada miembro y cada poro de mi ser, de mi no queda más que un nombre, pues todo lo demás es el Amigo”
Rumi Robaiyat
¿Para qué las técnicas gestálticas?
Las técnicas gestálticas utilizan la forma de los juegos para poder favorecer en el espacio grupal el darse cuenta de los sentimientos, emociones y conductas. Ayudan a las personas y al grupo como tal, a sacar a la luz aquellas resistencias convertidas en mecanismos defensivos y aquellas conductas evitativas, facilitando su comprensión. Igualmente, sirven para explorar como en un laboratorio los propios recursos de cada persona y con el grupo, y a éste en sí mismo, dándonos cuenta de su emergente inmediato.
Algunas de las técnicas que más utilizamos en la Terapia Gestalt son: hacer la ronda, el juego de las proyecciones, juego de roles, el ensayo teatral, el movimiento del cuerpo, estatuas, etc.
Siguiendo a Kepner, las emociones y los aspectos corporales están unidos. El cuerpo es el lugar en el que se asientan las emociones, manifestándose frecuentemente en la voz, la respiración o la postura. Mover hacia fuera, expresar, sacar cualquier sentimiento, la tristeza por ejemplo, se convierte en llanto cuando permitimos que las sensaciones fluyan de forma natural.
La Gestalt incluye el cuerpo en el proceso de crecimiento de la persona como una herramienta más para tomar conciencia global de lo que está ocurriendo. No se hacen lecturas corporales, no hay un código con el que interpretar. Simplemente la persona es invitada por el/la terapeuta a que ponga sus propias palabras a los gestos, evitaciones y sensaciones. Invita a que repita, suprima o amplifique el movimiento, poniendo la atención en lo no verbal.
El terapeuta gestáltico fomenta el contacto entre los participantes del grupo y el darse cuenta de los fenómenos individuales y grupales.
“El darse cuenta y la aceptación de las emociones negadas o rechazadas son las condiciones sine qua non para que se produzca la curación” Fritz Perls
Si estás interesado/a en saber más, se realizará una sesión titulada “El juego de las Emociones” el día 17 de febrero de 2017 a las 18.00 horas en la sede de GrupoLaberinto.
Os esperamos!