Mindfulness es una técnica oriental de meditación que fue introducida en occidente por Jon Kabat-Zinn. El término significa “atención plena” y se basa en técnicas en las que el objetivo es estar conscientemente en el presente, prestando atención a pensamientos, a la respiración, a sensaciones o emociones, observando lo que sucede en el aquí y ahora, desde una actitud abierta y amable y sin juzgar.
Debido a sus sencillas características, se trata de una práctica cuyo uso se ha ido generalizando y aplicando a niños. De hecho, países como Reino Unido, Canadá, Holanda, Estados Unidos o Australia, se plantean incluir esta técnica como objetivo en los planes docentes.
Repasemos los diez beneficios que hacen del mindfulness una práctica en auge en el ámbito infantil:
- Mejora la atención y la concentración: basarse en ejercicios de atención plena a diferentes aspectos, hace del mindfulness una práctica perfecta para los más pequeños y especialmente para aquellos que presentan algún tipo de dificultad relacionada con la atención, ayudando reducir las distracciones.
- Aumenta la consciencia sobre sí mismos: de su cuerpo, de sus sensaciones, emociones, pensamientos… fomentando la introspección.
- Aprenden a regular sus emociones: ya que a través de esta técnica, los niños aprenden a identificar las emociones, a prestarles atención sin juzgar y a gestionarlas.
- Refuerza su autocontrol y su capacidad para reflexionar, promoviendo la toma de decisiones meditada y disminuyendo la conducta impulsiva.
- Fomenta la empatía: el estar más conectados con su propio interior, desarrollan empatía por los demás.
- Desarrolla la compasión y la amabilidad, tanto con los demás como con ellos mismos. El mindfulness fomenta la escucha activa entre ellos, lo que disminuye el juicio y las críticas tanto hacia sí mismos como hacia los demás.
- Mejora las habilidades sociales, ya que practicar la empatía, reducir la impulsividad y adquirir habilidades de escucha, mejora las relaciones interpersonales y la asertividad, lo que reduce los conflictos entre iguales.
- Disminuye del estrés y ansiedad. Aprender técnicas de relajación, así como a manejar las emociones, proporciona a los niños herramientas para afrontar las adversidades.
- Facilita enfocar el presente y el futuro planeando metas y objetivos desde una actitud amable y sin juicios.
- Mejora la creatividad. Actitudes como la presencia consciente, la atención al presente y observar lo que viene a la mente sin juzgar, generan las condiciones perfectas para que nazca la inspiración.
Hay que recordar que la consecución de estos beneficios requerirá una práctica continuada y regular. Para ello podemos buscar un espacio y momento de la semana en el que practicarlo con los niños o acudir a centros que ofrezcan estos talleres impartidos por profesionales.
Psicóloga sanitaria de GrupoLaberinto.