Apego B. Cursos de Apego en GrupoLaberinto
El apego consiste en el vínculo afectivo y duradero que se forma entre el cuidador y el niño, teniendo especial relevancia durante el primer año de vida. Este vínculo puede ser de dos tipos: seguro o inseguro, en función de si se han cubierto lo suficientemente bien cada una de las necesidades del menor, es decir, las necesidades de regulación, de conexión emocional y exploración. De esta forma, si el adulto a cargo del menor no ha sido capaz de cubrir estas necesidades de manera consistente, el niño habrá desarrollado de adulto un apego inseguro, el cual puede ser de tres tipos: evitativo-distanciante, ansioso-preocupado o desorganizado.
No obstante, hay formas de conseguir que una persona adulta con apego inseguro pueda desarrollar posteriormente un apego seguro. Una de ellas consiste en vincularse con personas que sean apego seguro para él/ella, es decir, que sean sensibles a sus necesidades y sepan cubrirlas. Otra forma consiste en acudir a terapia, tanto por la oportunidad de que el terapeuta se convierta en base segura para la persona, como por el trabajo que éste puede realizar a través de la terapia EMDR.
EMDR son las siglas de Eye Movement Desensibilization and Reprocesing (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares), y fue descubierta como método de terapia por la psicóloga norteamericana Francine Shapiro. Tiene como base comprender el efecto que tienen las experiencias vitales adversas y traumáticas sobre la psicopatología.
Podemos hablar de trauma de dos formas: trauma con T mayúscula y trauma con t minúscula. Por un lado, un trauma T se define como el hecho de experimentar, ser testigo, anticipar o enfrentarse a un suceso o sucesos que constituyen una amenaza real para la vida o la integridad física del individuo (American Psychiatric Association, 1994). Mientras que un trauma t minúscula consiste en un trauma de apego, es decir, en haber tenido experiencias vitales estresantes y perturbadoras en la relación con las figuras de apego (discusiones familiares, divorcio, rechazo del progenitor, etc.)
De esta manera, la terapia EMDR trata de desensibilizar y reprocesar estos recuerdos traumáticos, permitiendo conectar redes de memoria para que la información de lo que ocurrió en el pasado no quede de forma aislada en el cerebro, sino que pueda ser integrada.
Por lo tanto, para poder reparar el apego de un adulto, es necesario buscar los traumas T y t en la historia del paciente, para luego poder desensibilizarlos y reprocesarlos. Para hacerlo, seguiríamos las siguientes fases:
- EVALUACIÓN: es fundamental explorar el motivo de consulta, si hay psicopatología y disociación, la historia del síntoma y la capacidad de autocuidado del paciente. Además, es importante identificar posibles disparadores. También conviene hacer la línea de vida del paciente teniendo en cuenta todos los traumas que haya podido haber, así como explorar su historia de apego e identificar su apego adulto.
- CONCEPTUALIZACIÓN: tras haber realizado la fase de evaluación, tendremos que realizar una conceptualización de lo que le ocurre a la persona, teniendo en cuenta su historia completa y su estilo de apego, y posteriormente se lo devolveremos en sesión.
- INTERVENCIÓN: se seguirán los siguientes pasos:
- Psicoeducar al paciente sobre el apego.
- Reprocesar con EMDR el apego que recibió de los padres, así como recuerdos vitales de fallos en el apego.
- Reprocesar según DICES las respuestas de apego del paciente. Es decir, hay que identificar disparadores del presente que tengan que ver con apego y desensibilizarlos.
- Entrenar en habilidades al paciente, como ser capaz de explorar, de conectar a nivel emocional, de recibir afecto positivo, etc.
- Reforzar y fortalecer todos los avances que vayan teniendo lugar.
Sin embargo, es fundamental realizar algunas adaptaciones a la forma en la que vamos a intervenir en función el tipo de apego que presente el paciente. De esta manera, si la persona muestra un apego adulto evitativo-distanciante vamos a comenzar la terapia tratando la sintomatología, para después poder ir introduciéndole poco a poco en el apego, de forma que no le genere rechazo. Mientras que a los pacientes con estilo de apego ansioso-preocupado sí se les podrá plantear de forma más temprana. No obstante, en el ansioso-preocupado será fundamental tener como primer objetivo estabilizarle, aumentar su ventana de tolerancia para que pueda estar más regulado. Por último, en cuanto a las personas con apego desorganizado, será necesario valorar posibles riesgos para él/ella o para su entorno, y poner en marcha las medidas que sean necesarias (medicación, ingreso, etc.)
Por tanto, el estilo de apego del paciente va a ser una pieza clave para poder encaminar nuestra intervención con EMDR. Deberemos adaptarnos a la persona, respetando sus ritmos, atendiendo a sus necesidades, organizando sus sentimientos, convirtiéndonos en una base segura para él/ella. Gracias a todo este trabajo podremos reparar, acompañar y ayudar a re-construir un apego seguro.
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