Todos sabemos criticar y en más de alguna ocasión habremos recibido críticas. Sin embargo, que sea una especie de ‘deporte nacional’ apuntar con el dedo lo que hacen los demás, no quiere decir que sea algo positivo. Sobre todo, si el único afán que nos mueve es sacarle punta a todo sin aportar nada que sea mínimamente constructivo. Por ello, si vamos a quejarnos de las acciones de los demás, es mejor que lo hagamos de una manera que construya. Y si somos nosotros los que vamos a recibir esa ‘apreciación’ lo ideal es que lo encajemos de la mejor manera posible. Eva Rodríguez Weisz, psicóloga sanitaria en GrupoLaberinto nos da algunas claves. Lo primero, distinguir una crítica constructiva de una destructiva. “Podemos deternos, en primer lugar, en la intención de la persona que la hace, ya que ésta puede estar dirigida con la intención de desahogo o con la intención de ayudar”, señala la experta en psicología.
Ventana de tolerancia para hacer o recibir críticas
Para saber esto podemos fijarnos en “la ventana de tolerancia”. “Este concepto lo utilizamos mucho en consulta porque hace referencia a si una persona está regulada emocionalmente o no lo está. Si se encuentra por encima estará hiperactivada (mostrará nervios, ansiedad, enfado, hostilidad o, incluso, agresivad) y si está por debajo estará hipoactivada (cansada, apática, con fatiga, somnolencia…). En ambos casos, cuando una persona está fuera de la ventana de tolerancia, nos indicará que no está conectando mucho con los demás en ese momento”, advierte la experta.
Asimismo, si la intención de la persona que hace la crítica, es por ejemplo, la de desahogarse, seguramente será una crítica destructiva, ya que puede mostrar un excesivo enfado (está por encima de su ventana de tolerencia) o está muy cansada ese día (está por debajo de la ventana de tolerencia)
En cambio, si la intención es la de ayudar, será más probable que la persona esté regulada emocionalmente, puesto que lo hace desde una reflexión, desde una forma asertiva y un estado de calma.
Por otro lado, la confianza que tengamos con esa persona determinará al intención de la crítica. Como nos cuenta la psicóloga, “no es lo mismo hacer una crítica a un vecino con el que apenas tenemos una relación que a un hermano, por ejemplo. Cuanta más confianza, es más probable que la crítica se tolere”, señala Eva Rodríguez Weisz.
Saber distinguir las opiniones si son pertinentes o no lo son, también es importante. Por ejemplo, si en una familia alguien pide la opinión de los demás y el resto de la familia se la da, es más probable que si se hace una crítica sea con buena intención y por tanto, constructiva. Si esa opinión la dan imponiéndola a modo de crítica, será más probable que sea destructiva. También depende de si esto ocurre habitualmente o no. Por ejemplo, si una madre le dice todos los días a su hija que no le gusta su pareja sin que ella le haya pedido su opinión, es más probable que sea recibida por la hija como una crítica destructiva.